La transición energética en Chile: Un desafío hacia las energías limpias

En Chile, el sector energético es el responsable del 77% de las emisiones de gases de efecto invernadero, según la Política Energética Nacional de 2021. Por ello, el país enfrenta el reto de adoptar energías renovables como una estrategia crucial para combatir la crisis climática.

Actualmente, la energía solar y eólica poseen una capacidad instalada significativa, comparable a la de las fuentes térmicas de combustibles fósiles. No obstante, los datos del Coordinador Eléctrico Nacional (CEN) revelan una discrepancia en la inyección de energía al sistema: en 2022, las plantas solares y eólicas aportaron el 28% de la energía total, mientras que las térmicas generaron el 44%. Esto plantea la pregunta: ¿Por qué, si tienen similar capacidad productiva, las energías fósiles inyectan más electricidad que las renovables?

Chile, pese a su alto potencial en energías renovables, enfrenta varios desafíos, incluyendo la intermitencia de las fuentes naturales y la insuficiencia de redes de transmisión. La disponibilidad del sol y el viento es variable, lo que limita la constancia de la generación de energía. Además, la falta de infraestructura de transmisión impide un aprovechamiento óptimo de las energías renovables.

Para abordar estos problemas, el gobierno de Gabriel Boric, en su agenda de energía 2022-2026, planea un despliegue masivo de tecnologías de generación renovable. Un proyecto destacado es la línea de transmisión Kimal – Lo Aguirre, lanzado en 2022, que podrá transportar más de 3 mil megavatios (MW) de energías limpias, con una inversión de US $480 millones asegurada para su primera fase.

Este proyecto es crucial para la transición energética de Chile. Según la Comisión Nacional de Energía, las energías renovables no convencionales aumentaron su participación en el parque de generación eléctrica, alcanzando el 42,3% de la capacidad instalada del Sistema Eléctrico Nacional y una generación efectiva del 36%. No obstante, según Generadoras de Chile, hasta agosto de 2023, se acumulaban 967,3 gigavatios-hora (GWh) de energía solar y eólica no inyectada al sistema, debido a la falta de capacidad de transmisión.

El proyecto Kimal – Lo Aguirre tiene como objetivo descongestionar el norte de Chile y llevar energía limpia hasta la zona central, facilitando la descarbonización y la inversión en energías limpias hacia 2030. Este proyecto atraviesa cinco regiones y 28 comunas, desde la Región de Antofagasta hasta la Región Metropolitana, con un costo de inversión de US $1480 millones. Será la primera línea de transmisión en Chile que utilizará tecnología de corriente continua, un desafío para la regulación y la institucionalidad sectorial.

La implementación de Kimal – Lo Aguirre también enfrenta retos, como la obtención de servidumbres de paso y la oposición de comunidades locales. La falta de estudios de franja, que deberían definir los territorios para la construcción de la línea, añade complejidad al proyecto. A pesar de esto, se espera que la línea de transmisión comience a operar en 2029, superando las dificultades habituales de este tipo de proyectos.

Las comunidades locales han expresado su preocupación por el impacto del proyecto en sus entornos. En la localidad de El Molle, por ejemplo, los habitantes proponen un trazado alternativo para evitar que las torres de alta tensión pasen cerca de sus hogares. La relación con las comunidades y la protección de la biodiversidad son aspectos cruciales que deben ser gestionados con cuidado.

El proyecto Kimal – Lo Aguirre es una pieza clave en el esfuerzo de Chile por reducir su dependencia de las energías fósiles y avanzar hacia la meta de la carbono-neutralidad para 2050, establecida en la Ley Marco de Cambio Climático. Sin embargo, su éxito dependerá de la capacidad para superar los desafíos técnicos, sociales y ambientales que se presentan en su implementación.